Carles Puyol volverá a hacer historia. Tras ser el único en levantar dos Champions y besar el brazalete en el Bernabéu en una goleada histórica ahora se podrá retirar (a priori) como azulgrana tras hacer toda la carrera en su club de toda la vida. Como debería ser siempre. Aquí (y en la China Popular que diría alguien).
Sí, porque hay jugadores que se merecen un final así. Su dedicación, entrega y sacrificio merecen una Matricula de Honor. Sí, en cuanto a fútbol habrá centrales más técnicos, que se colocan mejor, más guapos y bla bla bla… pero. como con Raúl en el Madrid, el que acaba jugando siempre es el mismo. Y por algo será. Porque uno puede mandar mucho en el vestuario pero al final las cosas caen por su propio peso.
Besando la senyera
Algunos pueden dudar de si, echando mano esos argumentos futbolísticos, en el 2013 Puyi tendrá el nivel adecuado para el equipo. Que no lo hagan. Porque hay piezas que se ven en el campo y otras en el vestuario. A veces es tan importante sacar un gol con el pecho como motivar a tu compañero para que se crea que lo puede hacer. Hacer equipo vaya. Puyol es de esos jugadores que se merece, por todas sus virtudes, poner el colofón sin dar un portazo, sin salir por la puerta de emergencias o despidiéndose a la brava. Desde Rexach dicen que nadie en el Barça ha podido jubilarse como se merece. Y esa cruz no es exclusiva. Poquísimos clubs saben gestionar la retirada/salida de sus figuras de una forma decente – en verano, por poner un ejemplo, el caso Ricky-Penya-. Y eso es muy triste.
Antagónico Tamudo
Cerquita del Camp Nou está el caso antagónico. Hacer las cosas peores es difícil, muy difícil. Ya no me voy a meter en quien tiene la razón o no pero quedar como caballeros por unos euros o por un ego determinado me parece que no ayuda no sólo a los que implicados de ahora sino a los que un día aspiran a ser alguien en ese club. Aunque aún se está a tiempo para ponerle maquillaje y una buena tirita la imagen, desde fuera, no lo arregla ni el mejor retocador de Photoshop.
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