El título del blog hay que leerlo al estilo Pepu, recalcando cada sílaba y a los cuatro vientos. Porque sí, la selección española de basket tiene ahora mismo una barrera mental que le hace dudar de todo (y de ellos mismos) y el del timón, quién debería tratar de reconducir la situación, no ayuda demasiado con unas decisiones incomprensibles.
Porque lo que es innegale es que los jugadores lo intentan y tratan de luchar ante la evidencia que su posición en el Olimpo ya no es tal. Su, a priori, incuestionable superioridad se ha ido al garete en una semana. Lo de Lituania fue lo del Barça al TAU en la pasada Euroliga. Torpedo letal a la moral. Sí, es verdad que ante Gran Bretaña y Eslovenia dejaron de pasear el DÑI como hicieran ante Serbia y sufrieron de lo lindo para pasar de fase. Bravo y meritorio por los jugadores. Mucho. Pero me parece que los que estamos con la mosca tras la oreja empezamos a ser unos cuantos.
Pase lo que pase, aunque desde ya se ganen todos los partidos por más de 15 o 20 este equipo necesita un cambio. La gente está al límite, los roles desgastados y el patrón mareado. Las decisiones de Scariolo en momentos claves demuestran su temor al fracaso, su sorpresa ante un escenario no previsto y sus dudas ante todos y todo. Desesperante. Porque cuando queda un segundo y medio, ganas de dos y te tiran un tiro libre tu rival te saca a todas tus torres…y tu dejas a Marc Gasol en el banco. Consecuencia: Acabas en la prórroga. El mejor reflejo de sus dudas son los cero minutos con los que premió a Claver de su buen partido ante Gran Bretaña y no vestir tampoco de corto ni a Mumbrú ni a Raúl López (Garbajosa estaba lesionado). Más allá de sí son los mejores hombres posibles para llevar (debate abierto), demuestran que confías sólo en 7-8 hombres, que queda mucho torneo y que no visualizas todas las alternativas y el fondo de armario que tienes y que, en definitiva, te ha hecho grande.
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