Todo está demasiado crispado en los últimos tiempos en el mundo del periodismo (deportivo o no). Puede que sea la falta de credibilidad global, el hastío, la crisis (excusa perfecta habitual) o el hecho de que hay demasiados intereses/gente para un público cada vez más voraz, más informado y más intoxicad o narcotizado con informaciones de una única vía’. O quizás sea que la pérdida de poder/lectores se vea como un peligro tal que en lugar de globalizarnos (como parece que hace el mundo) buscamos sectarizarnos.
El tema está en tal punto que me guardaré (como en las elecciones del Barça y el salto de Laporta a la política) mi opinión para mí. Ni es cobardía ni hace falta que me justifique. Este blog cumple el centenario de entradas con esta y desde la primera hasta ahora siempre he partido de una base que trato de aplicar: ”Más vale ser dueño de tus silencios que esclavo de tus palabras”.
La guerra del Puente Aéreo
Eso sí las trincheras de esta guerra del puente áereo que está montada están tanto en Cibeles como e Canaletes. Que nadie se engañe. Los periódicos o webs se venden en un sitio y otro. Aqui no hay uno que tira la piedra y otro que pone la mejilla.Y no vale el ‘es que han empezado ellos’ para cargar tu noticia. Se necesitaría una reflexión global, seria y real pero me parece que estamos más preocupados en buscar unas astilla para sacarle más punta al asunto, porque parece que la audiencia va bien, que en plantearnos el problema de fondo.
Los que piensan que la prensa de Barcelona es sectaria que se repasen la propia y su cambio de estilo en los últimos tiempos en algunos de sus fetiches-opinadores y los que creen que la campaña sólo se hace desde la capital que me busquen en las páginas de la catalana cinco noticias positivas del eterno rival en el último año.
Es una pena que el periodismo-espectáculo haya copiado algunas de las peores cosas de otros programas de TV. El grito sirve rebatir cualquier argumento contrario en unos debates deportivos donde la gente está más preocupada en alzar la voz por encima de los compañeros de plató que en escucharlos. Los ejemplos crecen y se multiplican y algunos, como el Punto y Pelota, viven sus días dorados estos días entre Villarato, Guardiolato o Lloronato (como le queráis llamar). Clones del Sálvame, La Noria y cia. Que cada uno extraiga sus conclusiones
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